Hay películas buenas y malas. Divertidas y aburridas. De ritmo lento o rápido. Brillantes e infumables. Hay películas que te dejan buen sabor de boca, a pesar de que su visionado haya tenido picos en los que haya ganado o perdido interés. Y las hay también redondas. Películas que no sólo te dejan el mejor regustillo en el paladar, sino con las que además también se disfruta visual e intelectualmente. Para gustos los colores, pero una película redonda, redonda, es “Olvídate de mí”. Título original: “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, algo así como “El eterno resplandor de una mente sin recuerdos”.
Redonda ¿Por qué?
Porque está dirigida por el genial Michel Gondry, un director con un particular e innovador estilo visual (responsable algunos de los mejores videoclips musicales de artistas como Bjork, Radiohead, White Stripes…) Un señor que aboga por la tradicionalidad y la artesanía en pro de las nuevas tecnologías y que en esta película utiliza varias técnicas de montado de escenarios, uso de la perspectiva etc. que son muy curiosas.
Porque el guión es de Charlie Kauffman, uno de los mejores guionistas de cine actual, responsable de brillantes obras como “Cómo ser John Malkovich” o “El Ladrón de orquídeas”. Kauffman es un genio, que habla de muchos temas interesantes en sus guiones, con unos diálogos tremendamente cotidianos y originalmente desarrollados.
Porque está protagonizada por un Jim Carrey que no conocemos, una interpretación tan conseguida, cómica y dramática a la vez, que te hace olvidar que estás contemplando al rey de la mueca.
Porque una gran Kate Winslet interpreta a la impulsiva Clementine. Aunque quizás esto no ha de sorprendernos tanto, porque cada vez estamos más acostumbrados a los papeles de féminas un tanto desequilibradas o con traumas, que nos brinda últimamente la británica.
Porque es una película que habla de amor y desamor, del deterioro de las relaciones con el tiempo. De los pasionales comienzos y de la aburrida rutina. De cómo una relación tiene que mantenerse y “regarse” cada día para mantenerla siempre viva.
Porque habla de olvidar, como hecho físico y como algo soñado. Olvidar es un personaje más de esta película, caracterizado como la capacidad del ser humano de salir adelante, dejando atrás los pesados lastres emocionales que conlleva un desamor/ruptura o cualquier suceso que no nos permita avanzar en nuestro camino.
Porque el tema principal de la banda sonora es una bellísima versión de Beck del “Everybody’s gotta learn sometimes” (ese estribillo inolvidable: “I need your lovin, Like the sunshine”), compuesta originalmente por The Korgis en 1980.
VANESSA PASCUAL
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ella tambien se olvido de mi
Muy bonita crítica. Me ha hecho interesarme por la película a pesar de Carrey. En Palma no la ponen todavía pero la veremos, además Kate Winslet es una de nuestras preferidas.
peliculon, muy original como todo lo de Kauffman