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‘Madre, hermano, amante’, los versos de Jarvis Cocker

Una década después de presentar el último disco de Pulp, y un año después de retomar aquella amistad para volver a los escenarios, el músico británico Jarvis Cocker ha pasado por Madrid para presentar “Madre, hermano, amante” (Mondadori, junio 2012), una obra que recoge una selección de las letras de las canciones que escribió entre 1983 y 2009, una compilación bilingüe que además de un divertido prólogo sobre el oficio de escribir canciones incorpora una serie de notas sobre los contextos de los escritos.

Desde los ocho años Jarvis Cocker tenía claro que de mayor sería una estrella del pop. Había visto “Help” en la televisión y el brillo de la fama de los Beatles había desatado su imaginación. No tenía tan claro entonces que para conseguir su objetivo debería convertirse primero en letrista, no en un letrista cualquiera, en uno de los más venerados de Inglaterra gracias a un cuarto de siglo de canciones pop, personales y elegantes, que encumbraron a Pulp como una de las bandas más relevantes del britpop.

Tras el final de Pulp, Jarvis Cocker se mudó a París escapando de Inglaterra. En la ciudad de las luces, el cantante de Sheffield redirigió su carrera desde la tranquilidad y el equilibrio. Dejó de beber y se centró en la música. “Estuve borracho la mayor parte del tiempo de aquellos años”, confesaba en 2009 en una excelsa entrevista publicada en Q Magazine. Ahora el músico divide su tiempo entre París y Londres. Su trabajo, al margen de las giras, se centra en su programa de radio en la BBC, sus labores como editor en una prestigiosa editorial inglesa, colaboraciones puntuales en el cine, ha aportado varios temas nuevos a la banda sonora de Harry Potter, y la preparación de las nuevas canciones que darán forma a su tercer álbum en solitario tras “Jarvis” (06) y “Further complications” (09).

Entre todo el trabajo, Cocker ha encontrado tiempo para rebuscar en el pasado con la idea de redescubrir el significado de textos nacidos de la necesidad de encajar palabras en una estructura musical. “Esto es lo más cercano a una autobiografía que puedo hacer”, ha comentado Jarvis Cocker en su encuentro con la prensa en Madrid. El cantante ha confesado que muchos editores se han acercado a él en los últimos años para que escribiese la historia de Pulp. “Personalmente prefiero contar el proceso de hacer cosas a explicar con quién me he acostado o a qué colegio fui. En cierto modo ya he contado mi historia en las canciones porque casi todas hablan de hechos de mi vida”, ha comentado Cocker, que también ha admitido haber sentido bastante vergüenza al tener que volver a leer algunas de sus primeras letras. Vestido con una americana azul, camisa de cuadros, despeinado, y con sus sempiternas gafas negras de pasta gorda, el líder de Pulp se ha mostrado divertido, cercano y honesto durante la hora larga que ha dedicado a analizar el contexto en el que nace esta obra literaria.

El cantante ha admitido que para él la escritura es un mal necesario en el proceso de crear canciones. “Muchas letras han salido directamente en el estudio porque por pereza las iba dejando para el último momento”, ha confesado sonriendo. que ya remarca en el prólogo del libro. “A veces (los textos) funcionan con la música, a veces van en su contra, pero leer una letra es como ver la televisión sin sonido: solo recibes la mitad de la información”. Durante la presentación del libro, Cocker ha vuelto e insistir en que las letras no son “realmente importantes” en la música pop, aunque también defiende algunas excepciones como Lou Reed, Leonard Cohen, Bob Dylan, Jim Morrison, David Bowie, Nick Cave, Jeffrey Lewis o Will Oldham. A pesar de restarle peso a la escritura, Cocker ha explicado que una vez te das cuenta de que la letra no es lo importante es cuando comienza la verdadera diversión. “Si nadie te escucha puedes decir lo que se te ocurra”, escribe el inglés en “Madre, hermano, amante”. De ese modo, Cocker ha compilado en este trabajo algunas de las mejores frases del pop británico de los años noventa, pequeños relatos personales encapsulados en canciones. Su obra retrata desde el costumbrismo inglés la peculiar visión de Cocker de la estructura social de la Inglaterra de los años finales del Tacherismo, un prisma que cambia, aunque no demasiado, con la llegada al poder de los liberales de Tony Blair. “La mayoría son canciones personales que no pretendían reflejar temas sociales, pero si escribes de cosas de la vida diaria con el paso del tiempo esas canciones reflejan cambios. Inglaterra ha cambiado mucho en los últimos 20 ó 30 años y esos cambios se pueden ver en las canciones”, ha explicado el músico sobre el carácter generacional de su obra.

Los textos de Jarvis Cocker están repletos de paisajes urbanos, sueños frustrados y anhelos generacionales que retratan el estado anímico de aquellos que crecieron en la Inglaterra de los años ochenta. “Se suponía que no debíamos existir, aprendimos demasiado en el colegio y ahora no podemos evitar ver que el futuro que nos tenéis planeado no es nada del otro mundo”, canta y escribe Cocker en “Mis-Shapes” (“Deformidades”). Una muestra del desencanto de una generación a disgusto con el mundo que les ha tocado vivir. A pesar de los cambios que se produjeron en Inglaterra a principios de los años noventa, el nuevo socialismo inglés tampoco terminó de convencer al músico. “Pensé que era una broma cuando dijiste: ‘Quiero verte para discutir tu contribución al futuro del corazón y el alma de nuestra nación. A las seis en mi casa, Whitehall’”, cuenta Cocker en “Cocaine socialism”. La canción relata un encuentro ficticio entre un político y un músico, aunque Cocker sí que fue invitado a varias funciones del Partido Laborista durante la campaña electoral de las elecciones presidenciales de 1997, según relata el músico en las notas del libro.

En su paso por Madrid el letrista ha querido marcar las diferencias entre las canciones y la poesía. “La música no es poesía y es peligroso ver las letras de las canciones como poemas. Los músicos tienen problemas de ego, por eso crean grupos. Lo de incorporar las letras de las canciones en los discos es para que la gente se tome en serio esas letras y las presentan como poemas, pero la realidad es que las palabras están arregladas para encajar en ritmos y métricas, sirven a la música no al lenguaje, aunque es agradable que llamen poesía a tus letras”, ha argumentado Cocker haciendo gala de un humor tan británico como su acento. Ha bastado una hora de charla con la prensa para que el músico se ganase a los asistentes, sin bailar, sin estribillos, sin escalar las torres de luz, simplemente hablando, mostrando que las letras no lo son todo en la música, pero marcan la diferencia entre el que tiene algo que decir y el que solo quiere ser una estrella.

-Artículo publicado originalmente en Gomag.

ALFONSO CARDENAL

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