Charlar con Aaron Thomas es un placer. El australiano se presenta como un tipo comedido, aparentemente feliz y sumamente orgulloso de su nuevo trabajo, “Made of Wood”, que ha coincidido con el nacimiento de su primera hija.
Enhorabuena papá, supongo que estarás contento, pero no parece el mejor momento.
Cierto, pero esas cosas no siempre se eligen, me apañaré.
Has viajado mucho, Australia, Ucrania, L.A, Madrid, qué aportan esos viajes a las canciones
Aportan muchas experiencias y eso también son canciones, además son sitios muy diversos que dan buenas historias, viajar y empezar de cero ayuda a crecer, te acostumbras a luchar y ser más duro.
Tu padre y padrastro fueron músicos, cómo fue crecer con ellos…
Mi padre fue guitarrista, muy bueno, con una colección de guitarras asombrosa, sacó dos discos pero no tuvieron mucho éxito. Mi padrastro tuvo como ocho números 1 en los 50. De pequeño viajé con ellos y con mi hermano, mucha carretera, durmiendo en mitad de desiertos en una furgoneta.
Con todo lo que has viajado me llama la atención la canción “Killing City”, de qué ciudad hablas…
(Risas) A Madrid, pero es con sentido de humor. En Madrid hay mucha gente todo el rato y mucha marcha. Al principio fue duro, mucha gente, no tienes un espacio personal. La canción habla de un día duro. Es una broma, pero es una canción que sirve para todas las ciudades grandes. Un día malo en una gran ciudad.
En este disco incluyes la tercera persona en la narración qué te aporta.
Crecer, no estar siempre hablando desde tu punto de vista. Las historias no tienen porque ver con mi vida personal, pero sí con mis sentimientos. Un buen letrista tiene que tener colores, como Dylan, Cohen o Costello.
En este disco te alejas del folk y hay sonidos añejos, recuerda en algunos casos a los cincuenta.
Son mis influencias, yo crecí con esa música, con el teatro. He aceptado mis influencias y ha salido mi voz personal.
La producción te la ha hecho Sigurson, el tipo detrás de Bjork o Bonnie Prince Billy…
Cierto, fue curioso, le descubrí por un disco que me encanta, la BSO de “Bailando en la oscuridad” y otros de Ane Brun o Camile. Le mandé un mail, luego la maqueta y al final aceptó, fue a la vez que nació mi hija. El tipo es un crack. Fuimos a Islandia y el resultado me ha encantado.
Te veo contento con el resultado, qué es lo que más te gusta del disco
Todo. Algunas canciones venían de la gira anterior. Son especiales “Ghost in your aparment” que es la canción más política que tengo o “Why will you call me?”, el single “Made of Woof” es especial, habla de la imagen, la gente la valora mucho, a mí no, hay que buscar para encontrar la verdad de las cosas.
¿Es cierto que viviste del boxeo en Ucrania?
Nooo, se dice mucho, pero es un rumor. Boxeé porque allí es como deporte nacional, pero nada serio. Es lo que hacen los chicos, tenía 18 años y quería que me respetasen. Yo nunca lo he dicho.
En el disco hay mucha instrumentación, cómo vas a representar eso en directo.
En difícil, presentaremos el hueso del disco, será un rollo más acústico, con los coros se pueden hacer muchas cosas. Tenemos una corista inglesa muy buena. Con vientos haremos algo si tenemos una buena oferta.
Este año entre la grabación y la niña has tocado poco, de qué vive un músico este tiempo
Es difícil, el sello te adelanta dinero, pero yo lo metí todo en el disco. Sacar un disco es una ruina, me he gastado mucho dinero en el disco porque al final son cosas que quedan para la historia y es lo que te abre las puertas para tocar en directo.
Qué diferencias ves entre este disco y el anterior
En este tengo confianza por primera vez, confianza también en las personas con las que he grabado, he evolucionado.
Y respecto a la idea que tenias antes de entrar al estudio, ¿cuánto se aproxima el resultado?
Hay como tres canciones que han quedado más o menos igual, el resto ha evolucionado mucho, nuevas ideas de la gente que estaba a mí alrededor.
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ALFONSO CARDENAL
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