Si bien el Dengue está causado por cuatro tipos de virus, en este caso, en la madrileña sala El Sol ayer, el Dengue fue contagiado por cinco artistas a los que dudaría mucho imaginar en otra compañía. Echando de menos el saxo de David Ralicke, que no ha acompañado a la banda en su gira europea; los hermanos Holtzman (Zac a la guitarra y poniendo voz de vez en cuando, mientras Ethan se ocupa de su órgano farfisa), Paul Smith a la batería y el bajo de Senon Williams, defendieron, acompañaron y animaron una fiesta, con la cantante Chhom Nimol como indiscutible protagonista.

 

VANESSA PASCUAL 

 

Pasadas las 22:40 salen los músicos y van colocándose. Un enorme Senon Williams, que bien podría pasar por jugador de baloncesto, coge el micrófono y saluda al público: “Hola, somos Dengue Fever de Los Ángeles. Muchas gracias a todos por estar aquí.” Comienzan los primeros acordes y sale una pequeñísima e increíblemente guapa Chhom Nimol, sonriente, con vestido negro de fiesta y un foulard de lentejuelas plateado. Nimol comienza poniendo voz a los primeros temas del concierto, que son los temas de su primer disco de 2003, titulado “Dengue Fever“. Un disco con versiones del Rock y Pop camboyano del que se enamoraron en su momento los hermanos Holtzman.

 

“Lost in Laos” abre la propuesta de los de Los Ángeles para continuar con temas como el surf-rockero “New year’s eve” con el que van calentando el ambiente y al público de la acalorada sala madrileña. Zac y Senon saltan a dúo, cada uno con su instrumento. La voz de Nimol tiene enamorados a todos. Imposible cantar en ese registro para cualquiera de las chicas de la sala que intentan corear los estribillos. Tienes que ser de ahí. Y eso lo tuvieron bien claro Zac y Ethan cuando buscaban cantante. Por eso Dengue Fever suena tan auténtico, tan camboyano.

 

Temas como “Tigre Phone Card“, una historia de amor cantada a dúo entre Chhom Nimol y Zac Holtzman, en la que él vive en Nueva York y ella en Phnom Penh, Camboya. Chequean el mail y desean que llegue el momento de abrazarse de nuevo. Fantástica la intervención y las caras de Nimol cuando le acusa de que sólo le dice “te quiero” cuando está bebido, que se le nota en la voz. Continúan con los mejores temas del “Venus on earth” como “Sober Driver” y “Mr Orange“, éste ultimo con dedicatoria e historia incluida del personaje protagonista, un músico camboyano que acabó convirtiéndose en monje budista, de ahí lo de Señor Naranaja. Cierran el concierto con “I’m Sixteen“, retomando la energía del primer disco y acompañados de una sala que, si bien no está del todo llena, los que están lo dan todo.

 

Fin de un gran concierto. Buen sonido. Buenas vibraciones. Pasan dos minutos y los músicos aparecen haciéndose un hueco en la barra para pedir unas cervezas. Zac da las gracias a todo el que se le acerca. Senon, sonriente, comenta la buena reacción del público madrileño: “No esperábamos esto en nuestra primera vez en Madrid. Es una pena no poder quedarnos más tiempo. Mañana cogemos otra vez la carretera camino a Suiza, que tenemos concierto el viernes.” Gran road movie saldría de las giras de estos chicos. El cineasta John Pirozzi lo vio claro y de ahí un interesante documental: “Sleepwalking through the mekong.“