Yorgos Lanthimos es perverso, tragicómicamente perverso. Canino ya transmitía ese aura de realidad paralela, experimento social, sin dejar de lado la crítica a al patriarcado y a la figura de alguien superior que dicta las normas y que construye el mundo a su antojo. Pues bien, Alps traslada al espectador a otra confusa aberración, diferente a cualquier cosa, en la que salen a la luz temas como la soledad del ser humano, la muerte, el dolor, la necesidad de sentirse útil e imprescindible en una sociedad en la que un sistema caníbal hace que seamos piezas totalmente prescindibles.
La historia: cuatro personajes que han montado una empresa para sustituir fallecidos durante un tiempo concreto, para hacer al trauma más llevadero a los familiares. Interpretaciones intensas, dirección impecable y nada de banda sonora. Deliciosamente disparatado, políticamente incorrecto, incómodo y morboso a partes iguales. Las obras del director griego no pueden dejar indiferente a nadie.
Alps se estrenó en España el pasado 13 de abril de la mano de Avalon.
VANESSA PASCUAL
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