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“Mi casco por almohada” y la pluma por testigo

Robert Leckie cedió a los Marines de los EEUU tres años de su vida, tres años horribles, en el infierno, pero tres años en los que se olvidó de quién era por una causa mayor. Dos días después del ataque japonés contra Pearl Harvor este periodista deportivo de 22 años se presentaba voluntario para luchar en la II Guerra Mundial. Hay que adelantar que sobrevivió, no sabe bien cómo, pero al contrario de muchos de sus compañeros del Primer Batallón del Cuerpo de Marines consiguió regresar a casa y seguir con su vida. Lo que vivió y vio lo plasmó en su primer libro, “Mi casco por almohada”, en esta obra está basada la serie de HBO “The Pacific”. Su relato es hermoso, a veces poético, siempre humano. El cine pone color, voz, música, pero el relato en primera persona es lo que más aproxima al lector al sentir del narrador. En Europa se estudia poco la guerra del Pacifico, parece como si el mundo no se jugase nada en aquellas batallas por islas tan perdidas como Guadalcanal, Peleliu o New Wake, pero en ellas millares de jóvenes japoneses y estadounidenses se dejaron la vida. Algunos regresaron, como Robert Leckie, y su voz ilustró al mundo los horrores de aquellas batallas, enfrentamientos crudos y hasta el final, sin rendición, sin descanso en Londres o París. Allí se luchaba como pocas veces se ha luchado.

“Mi casco por almohada” es un libro que se debería leer en las escuelas de EEUU, una novela de recomendada lectura para todos aquellos que quieran entender el comportamiento humano en situaciones extremas. En este sentido el texto es todo un ejemplo, sin heroicidades, de los sacrificios que algunos hombres hicieron por su patria, por la victoria en una guerra que el mundo necesitaba ganar. La forma en la que está escrita merece un aplauso. No entroniza ni al soldado, ni al país. A veces hay cosas que tienen que hacerse y personas que deciden hacerlas. Ningún ser humano sano se sometería a eso a sabiendas de lo que se aproximaría, pero también hay personas que se ofrecen a ello sin cuestionarse el camino.

La novela está escrita a base de instantáneas, de notas mentales, de recuerdos grabados involuntariamente en la memoria. Por este libro ganó, en 1958, el Premio de Corresponsales de Guerra del Cuerpo de Marines. Tras regresar a casa retomó la actividad periodística como reportero local y con los años firmaría textos para medios tan prestigiosos como Associated Press, New York Journal American, New York Daily News. Además es autor de más de trienta libros sobre las distintas guerras en las que ha tomado parte los EEUU. Robert Leckie falleció en la Nochebuena de 2001 a los 81 años.

“-Esta comida está podrida, teniente.
-Sí, lo sé…pero será mejor que te la comas.
-No puedo tomar otro bocado más de este arroz lleno de gusanos.
-Come.
-¿Pero cómo pueden esperar que nosotros….?
-Come.
-Pero me da asco.
-Vale. No te lo comas.”

-Robert Leckie, “Mi casco por almohada”

ALFONSO CARDENAL

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