Si se paran a pensar un rato en las casualidades que rodean sus propias vidas, verán que para que el presente sea tal y como es en este instante, han tenido que juntarse muchos azares. En ocasiones estas casualidades se convierten en perfectas alineaciones de las estrellas del firmamento terrestre, “Invictus” es una de ellas. Para que hoy se estrene esta película han tenido que darse muchos azares entre personas inconexas y distantes, que finalmente encontraron sus destinos en una misma dirección. Primero tuvo que haber un hombre blanco que cruzó desde el norte de Europa hasta el cuerno más septentrional de África. Luego ese hombre, y algunos otros más, decidieron que esos pocos blancos eran mejores que la mayoría negra. Entonces, pensaron, “les gobernaremos”. Y así fue durante muchos años. Cuando Mandela salió de la cárcel, tres décadas después, la Sudáfrica negra todavía vivía oprimida.
Otro azar llevó a John Carlin, un periodista británico, a Sudáfrica en los años en los que Mandela gobernaba el país. Mucho tiempo después de abandonar África, y mientras trabajaba en el diario El País, Carlin escribió “El Factor Humano”. Ese increíble libro narra las ideas y vida de Mandela, y su plan para llevar la unidad a su país a través del mundial de rugby de 1995 en el que ejercían de anfitriones. Ese libro cayó en las manos del actor Morgan Freeman, un tipo idéntico a ex mandatario sudafricano, que quedó cautivado por el relato de Carlin. Freeman se lo prestó a su amigo Eastwood. Unos meses, y un viaje a Sudáfrica después, se estrena “Invictus”. Todo se alineó de manera precisa. Un político con un mensaje diferente, un gran periodista captando su historia, y uno de los mejores directores de cine filmándola. La vida, ante esas alineaciones, se convierte en arte.
“Invictus” es el gran triunfo de los Springboks ante la mejor Nueva Zelanda de la historia, una victoria épica en la que nadie creía, y el primer gran triunfo de un nuevo país. Cierto que el deporte está rodeado de demasiada banalidad y superfluidad, pero en ocasiones genera milagros. “Invictus” es uno de ellos. En cuanto a la historia (y respecto al libro), se obvian muchos aspectos de la vida de Mandela, pero se capta su esencia, parte de su mensaje y su plan para unir a su pueblo usando el rugby. La selección nacional era un viejo símbolo del apartheid, su camiseta, emblema, nombre e himno, también. La población negra jugaba al fútbol y odiaba a los Springboks.
Mandela conservó el deporte de los blancos y convenció a la gente que lo odiaba para que los apoyase, no fue sencillo. Esta historia no es sencilla. La vida no es sencilla. Esa amnistía deportiva correspondió a Mandela con un triunfo inesperado y por ello hermoso. Eastwood se centra principalmente en el deporte, pero a través de los ojos de un Mandela excepcionalmente interpretado por Freeman. Matt Damon interpreta a François Piennar, el capitán del equipo de rugby, un tipo apolítico conquistado por Mandela para su lucha común. La realidad sudafricana la representan su familia, la gente cercana, los de la calle. La secretaría de Mandela, su equipo de seguridad, el ama de casa. El libro de Carlin, y la realidad social de aquellos años, la mimetiza Eastwood en gestos, miradas, detalles, todo tan sutil como elegante, sello Malpaso. Una historia que a través de muchas casualidades llega a las pantallas en forma de milagro deportivo, pero con esencia de cambio en la historia de un pueblo.
ALFONSO CARDENAL
Lo importante de la historia esta perfectamente captado el enorme poder de un hombre con fe en si mismo y entregado a un ideal.Esta historia contemporanea nos devuelve la esperanza en los hombres.Y como siempre vuestro comentario centra el fondo del tema.Interesante la reflexion sobre los azares que todo lo rodean.